Las Praderas | Gonzalez Moix Arquitectura

La casa se ubica en La Molina, un barrio residencial en el que predominan las áreas verdes, un pequeño valle que se acomoda a la topografía sinuosa de los cerros, y marca el límite entre la aridez y lo fértil.  

En este proyecto, hubo una profunda vocación de explorar los límites de los materiales nobles.  Nobleza que se refleja en sus texturas, su posición de colocación, su relación con el paisaje y sobretodo, un trabajo en conjunto con la mano de obra. Una mano de obra realizada por artesanos, fiel reflejo de su herencia cultural. El entendimiento que tienen con la materia, con sus procesos, sus límites y posibilidades permite esta perfección. Trabajar con ellos es pura emoción. El detalle y la textura de sus materiales, definen su atmosfera, su temperatura.  Un efecto sensible que intenta materializar con sus encuentros, un lenguaje. Nuevamente la luz y la masa, se convierten en la materia prima constructora de espacios y experiencias dignas para el usuario.

En lo referente al programa que era extenso, para aprovechar al máximo el terreno y su orientación, adoptamos un partido en "L" en dos niveles. En la Planta baja se desarrolla la vida social, generando transparencias y visuales profundas a los jardines; aquí la cocina es el nodo conector entre el ala social de invierno con el de verano y la zona de parrilla. En la planta alta, la sala de estar familiar es la que articula el ala de los dormitorios de los hijos y la del dormitorio principal.